Ya se ha hablado más de una vez en este blog sobre la incompetencia del sistema actual y sobre la inutilidad de los políticos. Lo que partió de la creación de un sistema democrático en la antigua Grecia, se ha ido corrompiendo con el paso de los siglos. Los humanos somos así. ¿Es necesario que exista un gobierno entendido como tal? Podemos poner un par de ejemplos actuales que parecen funcionar:
Islandia (extraído del artículo Rebelión de Antonio Marquez de Alcalá).
La revolución política islandesa originada a raíz de la crisis, ha llevado
a la dimisión de un gobierno y la convocatoria de una Asamblea
Constituyente. En algunos ámbitos se ha denominado “la revolución
silenciada”. Y con razón. El mutismo mediático en torno a los cambios
que está viviendo el país nórdico ha sido asombroso, especialmente si se
lo compara con la atención recibida por las revueltas árabes. Sólo
las noticias relacionadas con las sucesivas negativas del pueblo
islandés a pagar la deuda de sus bancos a los acreedores británicos y
holandeses han saltado a la primera plana de la prensa internacional,
con un tono de preocupación y bajo acusaciones veladas de
irresponsabilidad. Para que luego digan que la manipulación acabó con William Randolph Hearst...
La crisis de 2008 estalla en Islandia a partir de la
quiebra de los tres principales bancos del país, que habían estado
endeudándose durante los años precedentes con el Reino Unido y Holanda.
Automáticamente son intervenidos y nacionalizados por el Estado. El
proceso de nacionalización y de las finanzas corre paralelo a una
movilización popular sin precedentes en el país, que reclama reformas
políticas y económicas para hacer frente al paro y la pérdida de
derechos sociales, acaecida a tenor de las liberalizaciones y las
actividades financieras irregulares que condujeron a la crisis. El
gobierno en curso, formado por una coalición de socialistas y
conservadores, convoca elecciones anticipadas y dimite. De las nuevas
elecciones sale un nuevo gobierno formado por la coalición entre
socialistas y verdes, y cuyas tareas principales son la de negociar el
pago de la deuda con los acreedores e iniciar una investigación para
depurar las responsabilidades del desastre financiero. Varios banqueros y ejecutivos son detenidos, y al presidente del principal banco del
país se le adjudica una orden de arresto por parte de la Interpol. En
cuanto al pago de la deuda, el nuevo gobierno negocia con los
acreedores británicos y holandeses una propuesta de pago, pero el
presidente de la república islandesa se niega a ratificarla con su
firma ante la presión popular, lo que obliga a someter a referéndum la
propuesta. Es rechazada por un aplastante 90% de los votantes, que se
niegan a pagar por los fraudes y especulaciones de sus bancos, el FMI y
los especuladores británicos y holandeses. Tras esto, el gobierno
islandés vuelve a renegociar la deuda consiguiendo condiciones más
ventajosas para Islandia en los términos del pago, pero el presidente
de la república vuelve a negarse a ratificar el plan y los ciudadanos
vuelven a rechazarlo en referéndum, ésta vez por un 60 % de los votos.
Mientras se suceden los referéndum, se elige una Asamblea Constituyente
para refundar el país con la redacción de una nueva Constitución,
derogando la anterior que era una copia de la antigua metrópoli
colonial, Dinamarca. Los miembros de la Constituyente son 31 ciudadanos
sin filiación política. Y para rematar la sacudida antineoliberal, el
gobierno promueve la Iniciativa Islandesa Moderna para Medios de
Comunicación, un proyecto legislativo que pretende hacer de Islandia un
territorio seguro para el periodismo de investigación, y blindar así
los derechos de información y libertad de expresión.
De aquí se pueden sacar cinco puntos para la reflexión:
1- Indefensión aprendida: Cualquier respuesta política ante las agresiones contra
nuestros derechos sociales, o ante las situaciones de injusticia, no
sirve para nada o puede ser incluso peligrosa. Evidentemente se trata de un círculo vicioso, pues ninguna respuesta
individual es jamás capaz de ofrecer una alternativa y la falta de
alternativas conducen a respuestas individuales, pero es precisamente
ese individualismo de los de abajo lo que buscan los privilegiados. El
pueblo islandés ha decidido no creerse más esta mitología, mostrando al
resto del mundo occidental que la aceptación pasiva de los dictados de
los mercados no es la ley de la gravitación universal. Se puede
combatir.
2 - Cuanto peor, mejor: Las revoluciones y cambios políticos drásticos como los ocurridos en Túnez y Egipto no son posibles ni deseables en países “desarrollados” como los europeos. ¿Es cierto? La población islandesa, ha puesto esta cuestión sobre la mesa: un país “desarrollado”, económicamente estable hasta hace muy poco tiempo, con cuotas paro y pobreza casi nulas, y con un alto nivel tecnológico y educativo, ha hecho saltar por los aires su sistema político y se ha enfrentado a banqueros, organismos internacionales y potencias extranjeras en cuanto ha percibido que estaba siendo sometido a un trato injusto.
3 - En tercer lugar, el pueblo islandés nos recuerda que en política no existen fórmulas universales para realizar cambios socales y sacar adelante proyectos colectivos. Como siempre, en cada contexto concreto, las posibles vías de acción son unas u otras, pero nunca recetas políticas. La fórmula islandesa para afrontar la crisis se ha basado en una movilización ciudadana que ha utilizado un repertorio de acción colectiva pacífico y “ciudadanista”, en un país con una absoluta falta de tradición revolucionaria o de movilización social. Quizá por ello, los islandeses han preferido seguir su propio criterio que consultar manuales, conseguiendo así importantes éxitos y demostrando que el camino se hace al andar.
4 - Un Estado capitalista europeo y “desarrollado”, cediendo a la presión popular, ha nacionalizado la banca del país, poniéndola al servicio del propio Estado y de la ciudadanía. Además, ha actuado tibiamente frente a los manifestantes, y de manera contundente y expeditiva contra los delincuentes financieros y, empujado por el movimiento social, ha iniciado un proceso de refundación estatal.
2 - Cuanto peor, mejor: Las revoluciones y cambios políticos drásticos como los ocurridos en Túnez y Egipto no son posibles ni deseables en países “desarrollados” como los europeos. ¿Es cierto? La población islandesa, ha puesto esta cuestión sobre la mesa: un país “desarrollado”, económicamente estable hasta hace muy poco tiempo, con cuotas paro y pobreza casi nulas, y con un alto nivel tecnológico y educativo, ha hecho saltar por los aires su sistema político y se ha enfrentado a banqueros, organismos internacionales y potencias extranjeras en cuanto ha percibido que estaba siendo sometido a un trato injusto.
3 - En tercer lugar, el pueblo islandés nos recuerda que en política no existen fórmulas universales para realizar cambios socales y sacar adelante proyectos colectivos. Como siempre, en cada contexto concreto, las posibles vías de acción son unas u otras, pero nunca recetas políticas. La fórmula islandesa para afrontar la crisis se ha basado en una movilización ciudadana que ha utilizado un repertorio de acción colectiva pacífico y “ciudadanista”, en un país con una absoluta falta de tradición revolucionaria o de movilización social. Quizá por ello, los islandeses han preferido seguir su propio criterio que consultar manuales, conseguiendo así importantes éxitos y demostrando que el camino se hace al andar.
4 - Un Estado capitalista europeo y “desarrollado”, cediendo a la presión popular, ha nacionalizado la banca del país, poniéndola al servicio del propio Estado y de la ciudadanía. Además, ha actuado tibiamente frente a los manifestantes, y de manera contundente y expeditiva contra los delincuentes financieros y, empujado por el movimiento social, ha iniciado un proceso de refundación estatal.
5 - El pueblo islandés ha afrontado, la
situación de crisis financiera con respecto a otras poblaciones
europeas: ante la privatización de los beneficios y la socialización de
las pérdidas, Islandia ha encarado el problema optando por el escarnio
y la persecución de los culpables, en lugar de la criminalización de
los migrantes como chivos expiatorios.
Lo que nos viene a mostrar la experiencia islandesa es que sí se puede. Que las decisiones económicas son, en realidad, decisiones políticas, no fases en el movimiento eterno del mecanismo de un reloj, y que corresponde al conjunto de ciudadanos, y no sólo a una parte de ellos, el tomarlas. Nos muestra también que existen más opciones que los trillados caminos de la aceptación pasiva de las recomendaciones de los “expertos”, que siempre son las mismas, siempre fracasan y conducen al desastre. Nos enseña, en definitiva, que la injustica sólo es inevitable si nos creemos que lo es, y que la generosidad con el débil y la valentía frente al poderoso merecen la pena... y hasta son rentables.
Otro ejemplo que podríamos dar sería el gobierno belga... perdón, ¿He dicho Gobierno? Precisamente después de 500 días sin Gobierno, los belgas mejoraron sus datos económicos... mientras los grandes de Europa veían caer sus índices
económicos, la economía belga remontaba en mitad de una profunda crisis
política que mantenía al país sin un gobierno efectivo. El dato de paro cayó del 8,2% en 2.009 hasta el 6,7% en septiembre del 2011 y encima la Comisión Europea calculó que Bélgica crecería a un
ritmo del 2,2% en 2012, cuando no esperaba más de un 1,6% para los países
del euro.
En cuanto al PIB per capita, la riqueza de los
habitantes de Bélgica, el país tenía en 2010 una cifra de 31.500 euros... a finales año ya habían mejorado llegando a los 32.600 euros (la cifra más alta de la
historia belga). También van bien las cosas para el salario mínimo interprofesional.
Antes de la crisis, era 1.309 euros. Un año después subió a 1.387 y en
este nivel se quedó durante 2010. ¿Y en 2011? Volvió ha vuelto a crecer, hasta
los 1.415 euros.
¿Todavía pensáis que es necesario un Gobierno entendido como tal?
La anarquía tiene dos caras: creadora y destructora. La destructora
derriba imperios y la creadora construye un mundo mejor con los
escombros. V de Vendetta
Jake Roval - Gran Maestre Masón
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