Días atrás viví una situación
crítica, ya que tuve un accidente de tráfico que no fue mortal porque el
destino no quiso. Esta entrada es para dar a conocer el trabajo que realizan
unos profesionales que siempre han merecido mi respeto, pero que ahora además,
mi eterna gratitud, porque con todo lo que les está cayendo, mantienen una
sonrisa y profesionalidad digna de valorar ya que lo anteponen todo a su
situación personal.
Recapitulemos: Un viernes, en
pleno mes de julio, volé por los aires en una autopista hasta topar con un
bloque de hormigón que me destrozó interiormente. Se había lanzado una moneda
al aire… y salió cara. Mi situación era crítica pero estable. A partir de aquí
sucedieron diferentes acontecimientos que podían determinar que continuara con
vida o no. Me trasladaron al Hospital de Granollers, por ser el hospital de
referencia más cercano. Es curioso lo que llegas a aprender sobre el sector
sanitario cuando te ves inmerso en sus redes burocráticas. Los hospitales se
clasifican por categorías según sus infraestructuras. En este caso, era de
nivel dos. Después de las primeras exploraciones, afirmaron que no tenían
capacidad para atender mis lesiones, y que me tenían que trasladar a otro adecuado
a mis necesidades. Evidentemente, desde la fría camilla de urgencias y sedado
hasta arriba, no tenía ni idea de lo que sucedía a mi alrededor.
El primer paso recayó en manos de
uno de los tantos ángeles que velaron por mí: una anestesista de urgencias que
aun no he averiguado cómo se llama, pero que viendo la gravedad de la situación,
removió cielo y tierra (sin ser su trabajo) llamando a los grandes hospitales
para conseguirme una ubicación mejor. El
hospital Vall d’Hebron o el hospital Josep Trueta, fueron algunos con los que
contactó (a los que los desconozcáis, sólo os diré que son de los principales
centros sanitarios en la ciudad de Barcelona o Girona). Ninguno tenía
posibilidad de aceptarme, ya que estaban repletos… o tenían plantas cerradas.
Eso es lo que conlleva la política de recortes que están aplicando a nuestro
país. Ahora doy gracias a que mi situación sólo era eso, mi situación. Llega a
pasar un accidente en cadena, y no sé como lo hubieran hecho para atender a
todas las víctimas. Después de un par de días y de una hemorragia interna
(recuerdo que pasó en fin de semana, y parece que el mundo se desconecte el
viernes a las 14h), me consiguieron trasladar al Hospital Mútua de Terrassa,
donde no me queda más que volver a quitarme el sombrero ante los profesionales
que trabajan allá. Tened en cuenta, que mi situación, a parte de crítica, era
de inmovilización total, lo cual quiere decir que necesitaba a los enfermeros y
enfermeras para todo. También a los médicos (de las diferentes especialidades
que me trataron), que con un tacto sensible y humano supieron tratarme a mí, y
lo que es más importante, a mis familiares. Desde aquí hago un llamamiento a
todos aquellos doctores que, aunque cumplen con su obligación informando con
las peores situaciones que se puedan dar, que lo hagan con sensibilidad. No se
pueden imaginar lo que puede cambiar el recibir una noticia de una manera u
otra.
Y todo lo que tengo que agradecer
a las enfermeras, celadores, anestesistas, radiólogos, médicos, etc. de los Hospitales de Granollers y de la Mútua
de Terrassa, se lo tengo que recriminar a un puñado de políticos incompetentes que
no tienen ni idea de gestionar la crisis que nos rodea y las personas que las
sufrimos. Estamos hablando de la educación de nuestros hijos, y de la salud de
nuestros amigos, padres, hermanos, hijos y nosotros mismos. No hacen nada para
recaudar dinero de las grandes fortunas, rebajan el 90% de los impuestos del
IBI del Bienvenido Mr. Marshall, señor Adelson, modifican la ley del IRPF para
los que pierdan dinero en sus casinos, se lo puedan desgravar de la declaración
de la renta (pero mientras, quitan la desgravación de la primera vivienda),
suben impuestos y no generan trabajo, modifican el cálculo del IPC de los
pensionistas para no tener que pagarles lo que les corresponde.
Cuando el resto
de Europa dicen que estamos en un país de pandereta… lo mínimo que siento es vergüenza ajena. Aquí
los políticos juegan a sus propios intereses, a darse codazos, a la hipocresía,
a recriminar las cosas que ellos ya han hecho, o harán. Nuestros impuestos
sirven para pagar los errores bancarios que cometieron unos desgraciados, que
luego cobraron jubilaciones millonarias, y que mientras estaban en el consejo
de administración, dilapidaban los ahorros de sus clientes en su propio bien.
En jueces que en vez de ser justos, valoran a los imputados por su condición
política. En políticos que derrochan millones de euros en infraestructuras innecesarias
y que no les pasa nada. Como dijo el vicepresidente de la Bolsa de París, en
esta crisis tenemos culpa todos, pero con diferentes grados de responsabilidad.
Los que estiraron más el brazo que la manga, y se compraron viviendas a precios
desorbitados (para beneficio de las grandes promotoras), a esos, les han
embargado la casa y han tenido que continuar pagando su deuda. A las empresas,
les han cortado sus líneas de crédito (los bancos) y han provocado que tengan
que disminuir su volumen de negocio, o han tenido que despedir a gente o han
cerrado. A algunos autónomos, que en su día contaron con las subvenciones que
prometían algún que otro gobierno autonómico, han tenido que cesar, porque
éstas no han llegado, y encima al hacerlo, el gobierno autonómico les ha dicho
que no les entregarían las subvenciones al no existir la actividad inicial… eso
son los políticos que nos gobiernan. Mentirosos, inútiles, incompetentes y
ladrones (en un porcentaje muy alto, cumplen uno u otro de estos aspectos), y
los bancos, éstos ladrones de guante blanco… estos no han dado ni un crédito
que tenían que conceder proveniente de las inyecciones del Estado, que eran
nuestros impuestos. A estos ladrones, que tenemos que rescatar con nuestros
propios tributos a costa de un bienestar que habíamos tardado muchos años en
conseguir. A estos tampoco les pasa nada. Teniendo el mayor grado de
responsabilidad, salen impunes de sus fechorías.
Al pobre desgraciado que lo
desahucian, que le digan que sus impuestos sirven para salvar al mismo que lo
hunde en la miseria. Hay una expresión muy castiza (espero que nadie se ofenda)
que creo que describe perfectamente este sentimiento: Encima de cornudo,
apaleado.
Un gobierno que nos chulea y
encima saca pecho cada vez que el pueblo se queja. No escuchan, es su estilo. ¿Qué
diferencia a una dictadura de lo que está haciendo el gobierno actual? No me
posiciono ni en un bando ni en otro, sólo el momento y las actitudes. El
partido actual, no ha cumplido nada de lo que prometió en las elecciones, pero
lejos de tener una actitud humilde, saca su prepotencia y sin escuchar al
pueblo, lo apalea cada vez que sale a manifestarse. A estas alturas, la
humanidad no se ha dado cuenta que si aúna las fuerzas, se consigue mucho más
que tirando en direcciones opuestas. En este caso, el orgullo, la
incompetencia, los intereses económicos y de poder que se esconden tras
nuestros dirigentes, hace que sea imposible avanzar y que consigamos llegar a
buen puerto. Les tendrían que dar una clase de humildad que les bajara el ego
de golpe. La gente se puede equivocar, pero lo mínimo que puede hacer, es
admitir los errores.
Hola David, me ha gustado mucho esta post.
ResponderEliminarUn besito y espero verte pronto.
Mª Angeles Nicolás
Gracias guapa!
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