Cada vez nos cuesta más captar nuevos adeptos. Incluso algunos de nuestros numerarios y supernumerarios nos intentan abandonar... Aún así, me niego a creer que somos un barco que hace aguas. Por suerte tenemos nuestra propia política de desprestigio que nos funciona bastante bien.
Somos una gran potencia y desde luego no nos rendiremos. El creador de la Obra no creó este imperio para que nos debilitáramos. Suerte que el Sumo Pontífice aun tiene poder de convocatoria respecto a las juventudes cristianas para atraer y captar gente. Él por su lado y nosotros por el nuestro, somos capaces de aglutinar una gran suma de capital, que al final es lo que interesa. Somos un gran equipo, aunque a veces sea un coñazo los escándalos que le salen y lo mal que los gestiona, pero en fin, incluso eso, tampoco nos va mal, ya que sirve como distracción. La verdad es que me entretiene, ahora dice que tenemos que afrontar la crisis desde un punto de vista ético... No lo puedo negar, me divierte las declaraciones que hacen cualquiera de su equipo de cardenales y obispos. Además, eso es bueno, ya que mientras la gente los mira a ellos, nos dejan tranquilos a nosotros para que podamos seguir nuestro silencioso camino en busca del control total. En poco tiempo, desde el maestro Escrivà creo el Opus hasta mi persona, hemos conseguido un poder nada despreciable. Estamos inmersos en los núcleos duros de la alta sociedad, ganando terreno, eso sí, poco a poco ya que a veces surgen otras agrupaciones como la Cienciología que luchan por nuestro mismo nicho de mercado: Gente de éxito, influyentes y multimillonarios.
Marco Gascón - Prelado del Opus Dei (Roma)
Cliché.
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